La soledad que rodea los duelos gestacionales y perinatales, es algo que la mayoría de los padres y madres relata cuando se refieren a su experiencia. Así también, un contexto que desconoce lo que están viviendo, una sociedad que no ve este dolor y un sistema que exige volver a la vida cotidiana como si ese hijo/a no hubiera dejado huella alguna en la biografía de esos padres.
Esta incomprensión y el consecuente aislamiento al que, como respuesta a ella, tienden los padres y madres, es algo que se ve agravado por la manera que tiene de funcionar nuestro sistema de salud y los sistemas y servicios de atención en general. Es lo que podemos llamar la “fragmentación” del sistema de atención, en el que una persona que tiene un problema, dolor o enfermedad y es derivada una y otra vez a distintas “ventanillas” o centros de atención para resolver o abordar aquello que le aqueja.
Esto es algo patente en la experiencia de madres y familias en duelo, en el sector público: pasan por consultorios o centros de salud familiar, donde son acogidas, cuidadas y atendidas por los profesionales de ese servicio, luego deben continuar siendo atendidas en el hospital, para posteriormente, siendo ya puérperas, volver al consultorio o Cesfam. En el caso de mujeres con embarazos riesgosos o con diagnóstico de corta vida de sus bebés en gestación, debe sumarse a esos tránsitos de un centro o servicio de salud a otro, el peregrinaje entre las múltiples interconsultas según especialistas asociados a las patologías posibles o detectadas, de madre y bebé. Si bien en el sector privado, esta fragmentación se da de la misma manera en lo relativo a las múltiples consultas según especialistas, “el salto” de atención primaria a atención hospitalaria, no tiene lugar, pues la atención se concentra la mayoría de las veces en un mismo lugar físico.
De esta manera, se hace tremendamente necesario abordar en la atención primaria, las necesidades de las madres y familias en duelo. Pues es en ese espacio donde momentos de gran relevancia para la biografía de madres y familias que pierden un bebé, tienen lugar. Recordemos que los momentos dolorosos más álgidos de la muerte de un bebé no solo se dan durante el nacimiento y fallecimiento, sino también antes – al conocer la noticia de su diagnóstico – y tiempo después de la despedida -en el proceso posterior del duelo.
La gran importancia que el consultorio y centros de salud familiar tienen en la vida de la mayoría de las familias en Chile, debe ser considerada en toda su dimensión y sus profesionales merecen tener las herramientas y poder desarrollar las habilidades que ayuden a aquellas familias a sobrellevar la pérdida temprana de un hijo/a, así como también, a ejercitar una práctica profesional que incluya el autocuidado en los equipos.
Nuestra agrupación realiza por ello charlas, formaciones y capacitaciones enfocadas en la atención primaria, destinadas a profesionales de la salud y de las áreas psico-social. Nuestros docentes son profesionales, miembros activos de la fundación que han experimentado la muerte temprana de un/a hijo/a, la mayoría de ellos con estudios superiores de magister o doctorado, de diversas áreas, puestas al servicio de hacer más llevadera la experiencia de muerte de un bebé. Contamos con profesionales provenientes del ámbito de la medicina, la psicología clínica, el trabajo social, la filosofía y humanidades, el coaching y acompañamiento emocional de padres, entre otros.
Llevamos años de experiencia en este trabajo, y entre nuestras acciones podemos contar las charlas, jornadas de sensibilización y orientación en la atención, realizadas para equipo Fono Infancia, al programa Chile Crece Contigo, equipos dependientes de Municipalidad Recoleta, de Municipalidad de Puente Alto, Red Chile Crece Contigo de Limache, entre otras.
Si hay dudas o interés en alguno de nuestros cursos o acciones, pueden escribirnos a contacto@amparos.cl o rellenar el siguiente formulario.